Fuente: Reuters
16 de agosto de 2017
WASHINGTON
(Reuters) – Estados Unidos, Canadá y México inician el miércoles las
negociaciones para actualizar el Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN), un proceso que pondrá a prueba las promesas de
campaña del presidente Donald Trump de priorizar los negocios y los
empleos estadounidenses.
El
mandatario republicano ha culpado al TLCAN por el cierre de fábricas en
su país y el traslado de puestos de trabajo desde Estados Unidos a
México. Y ahora, la atención estará puesta en la capacidad de los
negociadores para demostrar que un nuevo acuerdo comercial puede
realmente cambiar este escenario.
Otro
asunto que se cierne sobre las conversaciones son las elecciones
presidenciales que celebrará México en el 2018. El país ha pedido a las
partes concluir la renegociación antes de febrero para evitar que el
tema sea mal utilizado durante la campaña electoral.
En
la antesala al inicio de las conversaciones, la comunidad empresarial de
Estados Unidos hizo llamados que apuntaron a la idea de “no hacer
daño”, en referencia a los temores a que un nuevo acuerdo de comercio
deshaga la compleja red de proveedores manufactureros establecida en
torno al TLCAN.
Trump,
que hizo del comercio una pieza central de su campaña a la presidencia
en el 2016 cuando prometió revitalizar al sector manufacturero de
Estados Unidos, retiró a Washington del Acuerdo Trans-Pacífico de
Asociación Económica (TPP) poco después de asumir el cargo en enero.
Pero
desde entonces no ha concretado otras amenazas relacionadas a la
actividad comercial, como declarar a China un país manipulador de
divisas y retirar a Estados Unidos del TLCAN, un pacto que ha descrito
reiteradas veces como “un desastre”.
El
comercio entre Estados Unidos, Canadá y México se ha cuadruplicado desde
que el TLCAN entró en vigor en 1994 y superó el billón de dólares en el
2015.
Derek
Burney, un ex embajador canadiense en Washington que participó en las
negociaciones iniciales del TLCAN, dijo que en esas discusiones hubo un
compromiso político de todas las partes para llegar a un consenso. Ese
no es el caso ahora, explicó.
“La
pregunta (…) es: ¿Qué aceptará Trump como un éxito en estas
negociaciones?”, dijo Burney. “Para mí, esa es la mayor incertidumbre de
todas”, añadió.
Robert
Holleyman, exrepresentante comercial adjunto de Estados Unidos durante
el Gobierno del expresidente Barack Obama, dijo que “el tema más difícil
de negociar” será si los cambios cumplen con los objetivos de Trump de
reducir el déficit comercial de Estados Unidos con México, que
actualmente se ubica en 64.000 millones de dólares.
“Sabemos
qué aspectos del TLCAN quiere cambiar. (Pero) es totalmente incierto
que esos cambios vayan a producir algo que en efecto reduzca el déficit
comercial con México”, declaró Holleyman.
La
renegociación del TLCAN constituirá una prueba importante a la capacidad
de Trump de cumplir con las promesas de su campaña de recuperar empleos
en la industria de manufacturas de Estados Unidos.
Aunque
el mandatario heredó una economía sólida que ha añadido 1,29 millones
de puestos de trabajo en lo que va del 2017, las promesas que se
reflejan ahora en una ambiciosa agenda legislativa han descarrilado,
ante el estancamiento de su proyecto para renovar el sistema de salud y
la ausencia de un plan detallado de reforma fiscal.
(Reporte
de Lesley Wroughton y David Lawder, Reporte adicional de David
Ljunggren. Editado en español por Carlos Aliaga y Marion Giraldo)
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