Fuete: Engadget
25 de agosto de 2017
Samsung
va a tener que arreglárselas sin su actual líder durante unos cuantos
años, ya que un tribunal surcoreano ha declarado a Lee Jae-yong culpable
de soborno y malversación de fondos.
El ejecutivo ha sido condenado a
cinco años de prisión, un periodo, eso sí, notablemente inferior de los
12 años a los que un principio se enfrentaba. El medio The New York Times recoge
hoy en su publicación que esta condena es sin embargo lo
suficientemente larga como para ser considerada una fuerte sanción en un
país que está acostumbrado a imponer penas mucho más ligeras a las
principales figuras empresariales.
También
conocido como Jay Y. Lee, el ejecutivo es en realidad vicepresidente de
la poderosa empresa coreana, pero lleva varios años a cargo, como heredero que es, después de que su padre sufriera un ataque al corazón.
Lee
fue arrestado a principios de este año después de que los escándalos de
la presidenta del país, Park Geun-hye, y su amiga y asesora, Choi
Soon-sil (apodada “la Rasputina coreana“), salieran a
la luz. El condenado donó unos 32 millones de euros a fundaciones sin
ánimo de lucro operadas por la Rasputina, a cambio de conseguir ciertos
favores políticos que le allanaran el terreno para la aprobación
regulatoria de la fusión de dos filiales de Samsung. Muchos accionistas
se opusieron a este movimiento, sin embargo se ejecutó gracias al
“respaldo” que Lee Jae-yong había conseguido del gobierno -pra que te
sitúes mejor: la enorme red que confirma la firma Samsung está
involucrada no sólo en el negocio de la electrónica, sino también en el
transporte marítimo, la medicina y en muchas otras industrias.
El
tribunal encargado de emitir la sentencia apunta que la fiscalía
presentó suficientes evidencias para demostrar que el actual jefe de
Samsung sobornó al gobierno para obtener su apoyo en la
citada fusión, un movimiento que además amplió su poder sobre Samsung
Electronics, la división encargada de sus teléfonos, televisores y otros
dispositivos -que se considera la principal fuente de ingresos del
conglomerado empresarial (denominado chaebol en el mundo de negocios de Corea del Sur).
Tras
conseguir que nos olvidáramos del caso Note 7 -recuerda que su sucesor
ya está aquí-, vender teléfonos Galaxy S8 como rosquillas y recoger unos
últimos resultados financieros más que favorables, las cosas vuelven a
torcerse (y mucho) para Samsung. Será interesante ver cómo plantea su
dirección ahora que su líder pasará un buen tiempo sin posibilidad de
decidir nada.
The New York Times
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